Así lo aseguran los integrantes de «DESORDEN PUBLICO»
La famosa banda de ska que celebra el 25to aniversario de «Canto popular de la vida y muerte» con nuevo disco y un concierto en el Club Táchira
Mucho antes de que la diáspora venezolana llenara cada rincón del planeta, ya el nombre de Desorden Público era en varios países un símbolo de fiesta, buena música, y sobre todo, marca emblema del ska hecho en casa.
Horacio Blanco, José Luis «Caplís» Chacín, Danel Sarmiento y Óscar «Oscarello» Alcaíno, pueden ver en el camino recorrido un premio a la constancia, pues con 34 años de carrera artística a cuestas han permeado en la cultura nacional con temas icónicos como Tiembla, Allá Cayó, Políticos Paralíticos, Combate, Zapatos resbalosos, Skápate o Canto popular de la vida y muerte, canción que da nombre a su tercer álbum, y del que celebran su 25 aniversario volviendo al estudio para regrabarlo con nuevos arreglos y sonidos, además de contar con invitados especiales como Franco de Vita, El Tuyero Ilustrado, Pato Machete o Herbert Vianna de Os Paralamas.
«Son más de tres décadas dándole y a juro y porque sí empiezas a conocer gente, empiezas a cruzarte con muchos músicos, muchos de ellos que admirabas y sigues admirando aún más después de conocerles, nos pasó por ejemplo con Paralamas, banda de la que nosotros coleccionábamos los discos y de repente en algún momento empezamos a tocar con ellos, surgió una buena amistad y ahora los tenemos grabando con nosotros», explica Horacio.
Sentados en la terraza de la concha acústica del Club Táchira, los músicos que emergieron de la movida underground de los 80’s contemplan la panorámica de esa Caracas a la que ellos mismos bautizaron como el «valle de balas», pero de la cual también Horacio y Danel coinciden en ver una poderosa intención de renovación, y un potencial a punto de ebullir.
«Nosotros tenemos una vinculación muy fuerte con Caracas por muchas razones, entre otras, que el repertorio de Desorden no solamente nació aquí, sino nació para esto. Yo nunca olvidaré una amiga mexicana que le gusta mucho Desorden, vino a conocer Caracas hace algunos años y nos dijo: ‘yo por fin entendí la música de Desorden conociendo Caracas'», comenta Horacio.
– Esa Caracas a la que ustedes le cantaban en aquel 1994, ¿Cuáles serían las diferencias y similitudes que le ven respecto a la Caracas de hoy?
– Danel: Similitudes están en la parte crítica de lo que cantábamos, que todavía hay cosas a qué cantar de ahí, cosas que decir porque se mantienen. Desgraciadamente la ciudad ha ido hacia atrás, ha ido empeorando, entonces por eso es que muchas de las canciones mantienen su lírica. La diferencia, bueno, también hemos avanzado, hemos evolucionado musicalmente, por eso lo volvimos a grabar, porque ya la forma como tocábamos las canciones a partir de ese momento, uno va evolucionando, quiere tocarla diferente, hacerle arreglos, darle nuevos colores, entonces había que grabarlo y presentarle a la gente mira, las canciones están vivas, pero además han evolucionado, se han transformado, por eso que grabamos ese disco.
– Horacio: Yo veo la ciudad y creo que decir en qué ha cambiado es un poco redundante. Todos sabemos en qué ha cambiado, todos sabemos lo que está pasando, no hay mayor sorpresa en decir que lo que sabemos que podemos decir, pero yo creo que en esta ciudad hay una poderosa intención de renovación, y eso para mi es uno de los hilos conductores de Caracas. Esta es una ciudad de creadores, de cambios culturales, una ciudad fantástica y eso que estoy diciendo fue común hace 25 años atrás como lo es hoy en día. Las condiciones económicas ahora son súper crueles y es muy jodido emprender cualquier cosa, pero el hecho de que sea muy jodido emprenderlo no quiere decir que no esté el talento y las ganas de hacerlo, yo estoy seguro de que esto es como una botella espumante que se está batiendo, cuando le quiten el corcho esto va a ser un volcán de cosas maravillosas como lo fue, y como lo seguirá siendo para siempre. Así veo románticamente mi ciudad.
De Caracas para el mundo
Recientemente regresaron de una gira por Estados Unidos que les llevó a visitar 11 estados en 17 presentaciones, y volvieron al país brevemente para la inauguración de dos locales nocturnos en Falcón, y para un concierto que darán el 29 de agosto en el Club Táchira, sobre una plataforma aérea que les permitirá tocar con el Ávila de fondo, antes de embarcarse nuevamente a otra gira de tres meses afuera.
-¿Cómo hacen con tantos años para seguir con esa energía en los escenarios?
-D: Que amamos demasiado lo que hacemos, de verdad. Ahorita hicimos un gira en la que habían shows seguidos en ciudades súper lejanas y era terminar de tocar, recoger, descansar dos horas, salir al aeropuerto y llegar a armar y tocar; y en esta gira vamos solamente músicos, el manager y un ingeniero. Tenemos que hacer todo nosotros y la verdad es que el corazón se pone enérgico cuando tienes esas ganas de tocar y no te amilanas por nada.
-¿Cómo ha afectado la dinámica de sus giras el ser ahora padres de familia?
– D: En estos días le dije a mi hija Aurora que en unas semanas tengo que salir tres meses de gira, y se quedó así: ‘¿tanto papá?, bueno ya estoy acostumbrada, yo sé que vas a hacer cosas buenas’, eso me hace sentir que me voy tranquilo, creo que nuestros hijos han aprendido que nuestro trabajo es cultural.
-Caplís: Ha sido súper sacrificada la cosa. Mucha gente no escatima a veces en decir ‘woow, qué sabroso gozando por allá en Alemania’, pero no se ve el otro lado, que estás perdiendo los cumpleaños de tus hijos, de tu esposa. A mi me tocó incluso venirme de emergencia de la segunda estadía que estábamos haciendo de tres meses en México, porque murió mi suegro y ni siquiera pude estar presente, llegué como a los dos días y de broma llegué al entierro. Es fuerte la vida de nosotros y todo este rollo de la situación país ha acentuado el sacrificio.
«Todos tenemos que hacer sacrificios ahorita y es complicado, pero al mismo tiempo también quisiera decir que somos privilegiados de poder estar girando fuera del país y de estar haciendo lo que siempre nos ha gustado, y muchas veces lo decimos cuando estamos viajando, somos como unos pelabolas con privilegios, o sea, ¿cuántas veces puede decir un venezolano común que tocaste con el Monte Fuji en Japón atrás de backing en el escenario, o que de repente te montaste en un escenario por donde pasó (David) Bowie?», añade.
«En uno de los shows en Nueva York tocamos en un barco, era de noche, y Horacio dice ‘Atención, a su derecha, la virgen de Nueva York”, pues estábamos al lado de la Estatua de la Libertad y el barco se detuvo y fue súper bonito», suma Danel a las anécdotas de lo que han vivido en sus recorridos por el mundo.
Parte de ese constante viajar se muestra en el documental Venezuela es un desorden, estrenado el año pasado y que recoge la gira aniversario de 2015. Allí, se hace un homenaje a las tres décadas que el grupo cumplía entonces, y del cual aseguran, descubrieron que ahora cuentan con tres generaciones de fanáticos, desde los que llevan a sus hijos, hasta incluso los que traen a sus padres a disfrutar sus shows.
«Desorden es una banda muy cambiante, ese documental si se hiciera otra vez hoy en día sería tan distinto, entre otras cosas porque ahora hay otra banda, ya no están ni Magú, ni Héctor, ni Coco, ni Noel, ni los que aparecen en ese documental acompañándonos, ahora hay otra banda, el concepto cambia, entonces una de las razones por las cuales Desorden no se aburre o no se agota es porque afortunadamente está siempre renovándose», añade Horacio.
Caplís hace un diagnóstico sobre cómo la diáspora ha incrementado los últimos 20 años, tomando como referencia sus propias presentaciones, pues de ser «huérfanos de público venezolano», ahora deben pedir a sus compatriotas desterrados que permitan entrar a ciudadanos locales cuando abarrotan algún local. Horacio aprovecha el tema para reflexionar sobre la propia condición del venezolano que se ha visto en la necesidad de sembrar en nuevas tierras en busca de una vida mejor, y a cuya cultura muchas veces cuesta adaptarse.
«Yo diría que esos desatinos, si se quiera torpezas, es porque los venezolanos no sabemos qué es vivir afuera, eso es algo que nuestra cultura está aprendiendo con todos los tropiezos naturales de un cambio de cultura, clima, idioma, religión, hay mil cosas a lo que nuestros compatriotas tienen que amoldarse. Venezuela se está reinventando como país, este fenómeno nos obligó a todos a redescubrirnos, a buscar nuevas potencialidades, obviamente a tropezar, no hay otra manera de avanzar sino caminando y en el camino alguno la pega, otros no», razona.
«Desorden ‘ta en la calle»
«Desfalcaste, derrochaste la plata, ladrón, dejaste un hueco en el bolsillo y en la esperanza», reza la canción de 2006 Política Criminal, muy al tono de los Políticos Paralíticos a los que les cantaban en 1988. Horacio cuenta que por ese tipo de letras críticas, la polarización política que había hasta hace unos años en el país les hizo pasar momentos incómodos, en los que tanto uno como otro bando intentaron sumarlos a su causa.
«Nosotros no somos un factor político, nosotros somos una banda musical que aborda en sus letras temas de la sociedad que nos tocó vivir», explica, aclarando que la mejor manera de saber la postura de Desorden Público, es comparar sus canciones con la situación que vivía el país el año en el que salieron. «El poder emborracha la grabamos en el 2011, ¿cómo eran los índices de popularidad de ciertos tipos que estaban aquí, algunos de ellos hoy fallecidos?».
Uno de esos capítulos incómodos ocurrió en el Festival Suena Caracas de 2014, donde ante una eufórica plaza Diego Ibarra, fueron censurados por el canal oficialista que los transmitía por cantarle al gobierno Todo está muy normal. “Si nos van a seguir robando al menos cambiennos los ladrones”.
Todos coinciden en que no tuvo nada de malo el haber acudido a aquel evento organizado por el entonces alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, pues recuerdan que es de lo más normal del mundo que una banda sea invitada para tocar en cualquier espectáculo, evento cultural que haga un gobierno municipal o regional, hasta para «la elección de la reina del carnaval de Guasdalito».
«Todas las bandas del mundo trabajan para entes públicos y entes privados, parte de la labor de una alcaldía es dar entretenimiento, sano esparcimiento a la gente. No todo puede drogamentasón o estar haciendo cola en el automercado o para la caja Clap, también necesita cultura, entretenimiento, eso es sanar a la sociedad», explica Oscarello.
Sin embargo, también es tajante en aclarar la diferencia entre participar en un concierto público, y prestarse para actos de proselitismo de cualquier facción política. «Aquí se politizó todo al extremo que a nosotros nos trataron de comprar mil veces, hasta cheques en blanco nos llegaron a poner para que tocáramos en una vaina de Juan Barreto (Caplís corrige diciendo que fue el músico Paul Gilman) en el parque del este, y no chamo, y sin mala nota, pero así no nos podemos casar, porque me estás comprando y eso no es Desorden. El día que Desorden salga con un letrerito de ‘yo apoyo a tal carajo’, ese día nos estaríamos traicionando a nosotros mismos».
Afirma que la crisis económica ha afectado seriamente la producción de eventos musicales en un país donde sitios como el Poliedro de Caracas, el Nuevo Circo o el aeropuerto de La Carlota dejaron hace mucho de tiempo de ser espacio de grandes festivales, pues buena parte de los organizadores y patrocinantes se fueron, quedando apenas un pequeño grupo de nuevos emprendedores. «Cuántas cosas se hacían aquí que no dependían del Estado, pero eran buenos trabajos para un gentío, no solo para las bandas, sino para todo lo que genera un festival de esa magnitud y aquí más nunca se hizo nada. A las empresas privadas les cortaron la cabeza y ya no hay nadie», agrega.
Más allá de estar de vez en cuando en el ojo del huracán, para los músicos lo más importante es la honestidad a la hora de subir al escenario y cantar aquellas letras cuya vigencia parece nunca desaparecer; y mientras haya gente consumiendo píldoras de fashion y religión, el país siga hipnotizado con un tetero de petróleo y los corazones de su gente sigan palpitando con fuerza, ellos no se irán, al menos hasta que reviente.
– ¿Cómo les gustaría que Desorden Público fuera recordado en 25 años, cuando Canto popular celebre su 50 aniversario?¿cuál sería su legado?
– O: Suena simplón y todo, pero creo que gente que hizo su música con honestidad.
– H: Sí pana, gente que le echó pichón, que le dio, le dio y le dio y ya.
– D: Personas que creyeron en su propia música, en su propio proyecto, que lo llevaron adelante a costa de todo.
«A la vuelta de la esquina, porque seis años pasan rápido, Desorden se monta en los 40, y no sé si mis compañeros viejitos estarán de acuerdo, pero yo creo que en seis años ahí estamos dándole duro», apunta Horacio.
Fuente: EU / IG / I21 / RDG